Quien no ha tenido un espíritu romántico, que levante la mano.
- Loca Rina
- 6 oct 2024
- 3 Min. de lectura
Cada año a comienzo de curso, si tengo clases de lo que en España se conoce como “Selectividad”, se me plantea el tema de si enfrentar el Romanticismo ya que los programas de literatura desde hace unos años, quizás una década, dejan bastante libertad al profesor. Y cada año vuelvo a mirar mis apuntes, leer unos textos y trato de pensar en qué le puede aportar a mis estudiantes.
El Romanticismo a menudo es difícil de catalogar o enmarcar, porque realmente es como una toma de conciencia del individuo que, después de haber creído por largo tiempo (con breve paréntesis, desde el Renacimiento hasta la Revolución francesa) en la importancia de la racionalidad del ser humano, en su papel activo en mejorar el mundo, se sienta delante de las cenizas de todo lo que no ha sido capaz de construir. Los fracasos políticos y colectivos que llevan a Europa a la Restauración son el humus donde se desarrolla la sensibilidad romántica, pero este substrato cambia radicalmente de país en país ya que en Europa hay situaciones muy heterogéneas. El caso es que, de todas formas, los románticos a menudo se juzgan con un ojo superficial, con el filtro del matiz que damos hoy a la palabra romanticismo.

En realidad un aspecto que me parece muy interesante en la literatura producida por este movimiento es la idea de querer mirar dentro del yo, de forma totalmente nueva. Ellos empiezan a buscar, por primera vez, los lados oscuros de la psique humana, sin asustarse de la parte instintual (y por lo tanto animal) que tienen dentro. Los románticos realizan que la noche, el misterio, el terror, las fuerzas indomables de la naturaleza son parte del universo al que ellos mismos pertenecen y quizás su egotismo les lleva a ponernos delante de nuestro Yo, tomando conciencia de que no existe el bien sin el mal, el día sin la noche, la belleza sin el horror, ecc…
La polarización, el conflicto, la reducción del todo a una antigua batalla entre eros (la fuerza vital, la resistencia, la tensión a la reproducción, el anhelo hacia la libertad) y thanatos (la muerte, la oscuridad, el conocer nuestro destino final, los instintos de suprimir, odiar, matar, matarse, destruir, destruirse, descomponerse, desvanecer) están al centro de la poesía romántica que, dada su grandísima variedad comparte solo la idea de alejarse del mundo, fugarse en el tiempo para mirar dentro de lo hondo del ser humano, confiando en el saber imaginar lo que no se puede entender con la razón; además encontramos una gran variedad de géneros desde el teatro hasta la novela, las artes plásticas o la música que se considera la forma más alta y honda de la producción romántica, cualquier tipo de forma se explora y se personaliza. Es decir el Romanticismo es variedad.
Austen, Leopardi, Wordsworth, Espronceda, Goehte, De Castro, Shelly, Larra … se puede seguir al infinito pensando en lo mucho que tienen en común estos autores y la diversidad en cómo dan forma a sus ideas, pensamientos y estéticas; la libertad expresiva al servicio de la exploración del infinito, del límite, de lo interno, de lo profundo, de lo sagrado, de lo inimaginable e insondable.
Y entonces, pensando en todo esto, me doy una respuesta al si merece la pena leer a los Románticos en clase y la pregunta genera otra pregunta ¿Existe una edad mejor de los 17 o 18 años para que el Romanticismo seduzca nuestras ganas de rebelarse al mundo, de explorar y dar fuerza a nuestra imaginación? Yo no recuerdo una etapa mejor. El Romanticismo es un viaje de exploración necesario del individuo, una transición hacia la edad adulta, una inolvidable experiencia de que el mundo interior es tan importante como el exterior. Es caos antes del equilibrio, experiencia de libertad absoluta antes de creer en el compromiso, es furia antes de la paz. El Romanticismo habla de un momento de la vida por el que todos pasamos y le da voz eterna. Así sea, que nunca se renuncie a los Románticos, porque una vez conocida su voz, su eco dura para siempre aunque templado por el paso del tiempo.
¿Vosotr@s, qué pensáis?










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