Enfrentando al fantasma de la Navidad
- Loca Rina
- 15 dic 2024
- 4 Min. de lectura
La Navidad se aproxima y nadie es inmune, no en nuestra cultura, por varios motivos: los recuerdos con los que convivimos y que desde la infancia se relacionan con la Navidad; la cultura cristiana en la que crecimos y que lleva consigo todo los significados metafóricamente poderosos que atribuimos al nacimiento de Jesús Cristo. A mí hoy se me ha ocurrido una idea y no pude sacármela de la cabeza, así que me puse un poco a investigar si tenía sentido la reflexión que estaba haciendo conmigo misma, voy a tratar de compartirla con vosotros.
Justo ayer fui a la escuela de mis niños a hacer unos talleres navideños (totalmente laicos naturalmente) donde las familias, los maestros y todo el personal de la escuela colaboró para crear un poco de magia. Es decir que, quitando a la Navidad lo que es su naturaleza religiosa y que cada individuo vive e interpreta como desea, lo que queda es la importancia de hacer del mundo un lugar mejor, repartir felicidad, compartir emociones, construir belleza, acoger la tristeza, ecc… Creo que es una interpretación antropológica tan sencilla que la podría hacer hasta un niño, o quizás por esto solo un niño o un Yo que ha regresado un poco a la infancia 😅.
El tema es que empecé a pensar que quizás la Navidad es para la literatura occidental, o mejor para los intereses de la literatura occidental, el equivalente de elementos simbólicos como la luna, el mar, la infancia… porque si lo pensamos la Navidad, las fiestas, los regalos, la idea de un mundo mejor, la magia del misterio, el dolor que se convierte en una cruz para compartir, son temas que han acomunado y acomunan a millones de personas en el mundo, entre ellos poetas, escritores, artistas… es decir es como sentir algo que siente media humanidad en los mismos días. La demostración que es así la tenemos en la producción prolija e interesante de narrativa, poesía e incluso cine a tema navideño. Para citar algunas de las obras más famosas: “La Nochebuena” de Nicolai Gogol, “Cuento de Navidad” de Charles Dickens o “Nightmare Before Christmas” de Tim Burton y bueno hay miles de ejemplos.

Seducida por este pensamiento y por la riqueza que este marco tan específico puede dar a la escritura (quizás también para hacer un poco las paces con la humanidad y su interpretación de estas fiestas cada vez más consumista, insostenible y estresante) me fui a buscar algo en lengua castellana, guiandome por el instinto o por la memoria dormida de algunas viejas lecturas. He elegido algunos textos que creo os gustarán.
“Cuento de Navidad” ( https://ciudadseva.com/texto/de-navidad/) y “De Navidad” de la escritora Emilia Pardo Bazán son dos cuentos que realmente merecen la pena ser leídos, allí se puede apreciar el toque de una escritura incisiva, unido a un ritmo férreo que tiene al lector atrapado por la angustia. Me parece que el dolor de la fe, la cruz del amor son los temas claves de los relatos, sumido en un realismo cruel y necesario al mismo tiempo, una esperanza que pasa por la fatiga de sacrificarse para salvar. No desvelo más pero si queréis da para una buena tertulia. 🤓 Y un aplauso para Bazán y su temeridad, que siempre he amado.
Os dejo finalmente con dos poemas que tratan del valor metafórico y salvífico de la Navidad, ambos maravillosos y tristes, realmente impregnados de un espíritu navideño que debería ser un empeño diario a estar al lado de los que sufren, de los últimos, a ocuparnos de la justicia que podemos arrojar a un mundo sumamente injusto, aunque sea solo un pedacito… Así que buena lectura y os deseo una ¡Navidad feliz, consciente de la realidad pero empujada por el idealismo de quien quiere y puede hacer la diferencia!
Los Justos
(J. Luis Borges)
Un Hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silenzioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El quel justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.
De “La cifra”, 1981.
Nacimiento de Cristo
(F.G. Lorca)
Un pastor pide teta por la nieve que ondula
blancos perros tendidos entre linternas sordas.
El Cristito de barro se ha partido los dedos
en los tilos eternos de la madera rota.
¡Ya vienen las hormigas y los pies ateridos!
Dos hilillos de sangre quiebran el cielo duro.
Los vientres del demonio resuenan por los valles
golpes y resonancias de carne de molusco.
Lobos y sapos cantan en las hogueras verdes
coronadas por vivos hormigueros del alba.
La luna tiene un sueño de grandes abanicos
y el toro sueña un toro de agujeros y de agua.
El niño llora y mira con un tres en la frente,
San José ve en el heno tres espinas de bronce.
Los pañales exhalan un rumor de desierto
con cítaras sin cuerdas y degolladas voces.
De “Poeta en Nueva York”, 1940
La nieve de Manhattan empuja los anuncios
y lleva gracia pura por las falsas ojivas.
Sacerdotes idiotas y querubes de pluma
van detrás de Lutero por las altas esquinas.










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